¿Cuál es la necesidad de uso y tipología de contenedores soterrados?

Los ayuntamientos aprueban la instalación y el mantenimiento de contenedores soterrados la gestión de residuos en calles y espacios urbanos por varias razones:

Mejora estética: Los contenedores soterrados se integran mejor en el entorno urbano, ya que están diseñados para ser menos intrusivos visualmente que los contenedores tradicionales.
Reducción de olores y plagas: Al estar enterrados bajo tierra, los contenedores soterrados ayudan a reducir los olores desagradables asociados a los residuos y previenen la proliferación de plagas como ratas y gaviotas.
Mayor capacidad de almacenamiento: Los contenedores soterrados tienen una capacidad de almacenamiento mayor que los contenedores convencionales, lo que permite recoger más cantidad de residuos sin necesidad de vaciarlos con tanta frecuencia.
Reducción de la contaminación visual: Al ocultar los residuos bajo tierra, se reduce la cantidad de basura visible en las calles, lo que puede contribuir a una sensación de limpieza y orden del entorno urbano.
Seguridad: Al estar enterrados, los contenedores soterrados son más seguros y menos propensos a ser vandalizados o utilizados incorrectamente.

El uso de los contenedores soterrados ofrece una serie de beneficios tanto estéticos como prácticos, por ello los ayuntamientos los consideran una opción atractiva para la gestión de residuos en áreas urbanas.

Los contenedores soterrados más comunes son los de carga lateral y carga trasera, así como los de doble gancho, funcionan de manera similar en su principio básico, pero tienen algunas diferencias en cuanto a cómo se accede a ellos y cómo se vacían.

Contenedores soterrados de carga lateral:

Estos contenedores están completamente enterrados bajo tierra, dejando solo la parte superior visible en la superficie; el buzón.

Tienen un buzón en la parte superior que se levanta para permitir el acceso y la deposición de residuos. La tapa del buzón puede abrirse manualmente o mediante un sistema de apertura hidráulica.

Los usuarios depositan los residuos en el interior del contenedor a través del buzón situado en la parte superior.

Cuando el contenedor está lleno, se utiliza un camión recolector especial equipado con un brazo mecánico para retirar el contenedor.

Este proceso se realiza sin la necesidad de que los trabajadores entren en contacto directo con los residuos, lo que mejora la higiene y la seguridad.

Contenedores soterrados de carga trasera:

Funcionan de manera similar a los de carga lateral, pero en lugar de tener una abertura en el lateral, estos se elevan a la altura de la acera y los contenedores son retirados manualmente hasta el camión.

Los usuarios depositan los residuos a través de un buzón, como en los de carga lateral.

El proceso de recolección y vaciado es similar al de los contenedores de carga lateral, pero el camión recolector se coloca detrás del contenedor en lugar de a un lado.

Contenedores de doble gancho:

Estos contenedores tienen dos ganchos en la parte superior que se enganchan con un brazo mecánico del camión recolector.

Los usuarios depositan los residuos a través de un buzón, como en los otros contenedores, y encima de este están los ganchos.

El camión se acerca al contenedor y el brazo mecánico baja para enganchar los ganchos del contenedor.

Una vez enganchado, el brazo mecánico levanta el contenedor y lo vacía en el compartimento de carga del camión.

Después de vaciar el contenedor, el brazo mecánico lo baja de nuevo al suelo y lo suelta.

Estos contenedores soterrados ofrecen métodos eficientes y seguros para la recolección de residuos en áreas urbanas, minimizando la exposición de los trabajadores y mejorando la estética de las calles. Siendo estos tipos y modelos de contenedores los más comunes en zonas urbanas de España, pero la elección específica puede variar según las políticas locales, las necesidades de gestión de residuos y otros factores.

Y, por último, la fabricación de contenedores para la gestión de residuos puede es un proceso complejo que involucra un diseño estructural, una selección de materiales, unas tecnologías de fabricación y el cumplimiento de normativas, todo ello con el objetivo de producir contenedores robustos, duraderos y seguros que cumplan con las necesidades de gestión de residuos de cada comunidad.